Desde 2012, las muertes por insuficiencia cardiaca en Estados Unidos han aumentado, con factores como la obesidad, la diabetes y la hipertensión contribuyendo a este repunte. La mortalidad es mayor entre hombres, personas de raza negra y quienes viven en zonas rurales, según los expertos.
Este incremento se debe, en parte, a una mayor sensibilización sobre la enfermedad, el envejecimiento de la población y la prevalencia de trastornos metabólicos. A pesar de los avances en tratamientos, los medicamentos adecuados no se prescriben a tiempo, lo que ha impactado negativamente la salud de muchos pacientes.
Existen dos tipos principales de insuficiencia cardiaca: la de fracción de eyección reducida, donde el corazón no bombea suficiente sangre, y la de fracción de eyección conservada, donde el músculo cardíaco está rígido. Ambas tienen consecuencias graves, como dificultad para respirar, fatiga y hinchazón en piernas.
Factores como la hipertensión, las enfermedades renales y problemas de estilo de vida (como el consumo de alcohol y drogas) aumentan el riesgo de insuficiencia cardiaca. Las tasas de mortalidad son especialmente altas entre las personas de raza negra y en zonas rurales, donde el acceso a la atención médica es limitado.
Aunque los avances científicos han permitido tratamientos más efectivos, el alto costo de los nuevos medicamentos y la falta de acceso a ellos siguen siendo obstáculos. Para que los avances en el tratamiento sean verdaderamente efectivos, es esencial que sean accesibles y asequibles para toda la población.