El Feng Shui, un antiguo sistema chino que busca equilibrar la energía en los espacios para promover bienestar, tiene en cuenta la importancia del color en la armonización del entorno. En el baño, un espacio clave para la relajación y la renovación, elegir los tonos adecuados puede mejorar considerablemente la energía del lugar.
Los colores como el azul, verde, blanco, gris y turquesa son ideales para este espacio, ya que aportan serenidad, frescura y estabilidad. El azul transmite calma, el verde simboliza la salud y vitalidad, el blanco evoca pureza, el gris transmite tranquilidad, y el turquesa crea armonía. Estas tonalidades no solo mejoran la estética del baño, sino que también tienen un impacto positivo en nuestro bienestar emocional y físico.
Incorporar estos colores en el baño se puede hacer a través de pintura en las paredes, accesorios como toallas y alfombras, e incluso plantas que aporten un toque natural. La combinación de estos tonos y elementos puede transformar tu baño en un refugio de paz y balance.