La reciente disputa comercial entre México y Estados Unidos ha girado en torno al maíz transgénico.
El gobierno mexicano, tras un fallo del Panel de Solución de Controversias del TMEC, se vio obligado a revertir su decisión de prohibir la importación de maíz genéticamente modificado. El panel dictaminó que la restricción no tiene base científica y que vulnera el acuerdo comercial.
A pesar de esta resolución, el gobierno mexicano mostró disposición para acatar el fallo, como parte de su estrategia para mantener la estabilidad en la relación comercial con Estados Unidos.
Este conflicto se presenta en un contexto tenso, tras las amenazas de aranceles impuestos por la administración de Donald Trump y las críticas hacia la política proteccionista de Estados Unidos, lo que pone a prueba la efectividad del TMEC.
Aunque México ha enfrentado controversias previas sobre el comercio automotriz y derechos laborales, el caso del maíz es uno de los más sensibles, afectando tanto la reputación de México como su política agrícola.
A pesar de la victoria de los intereses estadounidenses, el gobierno mexicano planea presentar una reforma constitucional para prohibir la siembra de maíz transgénico, aunque la importación seguirá siendo un tema debatido.