Una mujer que era propietaria de una guardería en la ciudad de Nueva York, donde un niño murió tras ingerir fentanilo, fue sentenciada a 45 años de prisión luego de declararse culpable de cargos federales por narcotráfico.
Grei Mendez, de 37 años, bajó la cabeza y la apoyó en sus brazos cruzados con angustia cuando el juez Jed S. Rakoff anunció la sentencia, lo que provocó llantos entre los familiares de Mendez y la madre de Nicholas Feliz-Dominici, el niño de 22 meses que falleció en septiembre de 2023.
Rakoff había dictado previamente la misma sentencia para el esposo de Mendez, Felix Herrera-García, tras declararse culpable de cargos por narcotráfico y causar daño corporal relacionado con la muerte del niño. Ambos enfrentaban una pena mínima obligatoria de 20 años y un máximo de cadena perpetua por sus delitos.
Mendez se declaró culpable de cargos de conspiración para distribuir narcóticos con resultado de muerte.
Antes de que se dictara la sentencia, Mendez se disculpó con las familias de los niños que asistían a la guardería ‘Divino Niño’, que operaba en un apartamento del Bronx donde la pareja almacenaba y empaquetaba drogas.
“Quiero que todos sepan que fue un accidente”, dijo a través de un intérprete. “Lo siento mucho. Espero que algún día puedan perdonarme”.
El 15 de septiembre de 2023, cuando ocurrió la intoxicación, Feliz-Dominici fue trasladado de urgencia a un hospital cercano, donde murió. Otros tres niños que estuvieron expuestos al fentanilo sobrevivieron luego de que los médicos les administraran Narcan, un medicamento que revierte las sobredosis.
La policía encontró un bloque de fentanilo almacenado sobre tapetes de juego para niños, junto con equipo comúnmente usado para empaquetar drogas y varios paquetes de fentanilo escondidos bajo una trampilla en el área de juegos.
Los padres de Feliz-Dominici hablaron durante la audiencia de sentencia. La madre del niño aseguró que no era posible perdonar a Mendez, mientras que el padre describió el dolor permanente que les dejó la tragedia: ‘Estamos vivos, pero no estamos viviendo’.
Rakoff recordó las emociones que sintió cuando su propio hermano mayor fue ‘asesinado a sangre fría’, pero enfatizó que “la grandeza de la ley no es ignorar las emociones, sino ponerlas en una perspectiva más amplia”.
El juez señaló que Mendez decidió priorizar el bienestar de sus propios hijos y su esposo por encima de las familias que confiaron en su guardería.
En un informe previo a la sentencia, la defensa presentó pruebas de que Mendez sufrió traumas en su infancia. Sin embargo, la fiscalía pidió una pena severa, argumentando que ella ignoró señales claras de que los niños estaban gravemente enfermos y no tomó medidas para llamar a los servicios de emergencia.
“Después de que ocurrió la tragedia, mintió a las autoridades y destruyó evidencia para protegerse a sí misma y a sus cómplices de su responsabilidad en la muerte de un bebé y la intoxicación de otros tres”, escribieron los fiscales.
En un comunicado, el fiscal federal interino Matthew Podolsky aseguró que Mendez puso en peligro a bebés de tan solo 8 meses, quienes “dormían, jugaban y comían en una habitación donde había más de 11 kilogramos de fentanilo escondidos bajo sus pies”.
