La capa de hielo del Ártico alcanzó este año su menor extensión en 47 años, con solo cinco punto cincuenta y tres millones de millas cuadradas de hielo marino, según datos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de la Universidad de Colorado. Este es un descenso de 510 mil millas cuadradas en comparación con los promedios de 1981 a 2010, lo que equivale a un área mayor que Perú.
El nuevo récord, que fue alcanzado el 22 de marzo, marca un hito en la continua disminución del hielo en la región polar. Esta disminución del hielo en el Ártico es preocupante debido a sus efectos sobre el clima global, ya que el agua más cálida y oscura del océano absorbe más energía solar, acelerando el calentamiento de la región.
Este cambio podría tener consecuencias para los patrones climáticos globales, volviéndolos más impredecibles. Según los expertos, la desaparición del hielo en el Ártico está acelerando el ciclo de retroalimentación del cambio climático, lo que puede llevar a un clima más extremo en el futuro.
Además de sus implicaciones climáticas, la pérdida de hielo en el Ártico también tiene repercusiones geopolíticas, ya que abre nuevas rutas marítimas, como la Ruta Marítima del Norte, que podría ser utilizada para el transporte de carga, como lo anticipa el presidente ruso, Vladimir Putin.
Sin embargo, los científicos advierten que este fenómeno podría contribuir aún más a la desaparición del hielo marino en los próximos años, afectando el equilibrio climático global.