A partir del 11 de marzo, el gobierno de Donald Trump ha implementado un arancel del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, sin excepción alguna, incluyendo las provenientes de México y Canadá, socios comerciales clave bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC).
Donald Trump justificó esta medida como una estrategia para crear empleos en fábricas estadounidenses y proteger la industria local. La medida afectará principalmente a Canadá, el mayor proveedor de estos metales, pero también impactará a Brasil, México y Corea del Sur, países que previamente habían gozado de exenciones o cuotas.
Donald Trump ha decidido eliminar todas las exenciones impuestas en 2018, lo que incluye un incremento en los aranceles sobre el aluminio, pasando del 10% al 25%. Aunque estas tarifas pueden incrementar los costos de producción en Estados Unidos, la administración argumenta que estimularán la inversión en la industria local.
Sin embargo, esta política genera incertidumbre en los mercados globales y podría afectar la cadena de suministro, particularmente en sectores como la automotriz, la aeronáutica y la producción de productos básicos.