El esperado live action de Blanca Nieves llegó a los cines y, lejos de cautivar a la audiencia, desató una oleada de críticas y memes en redes sociales. Desde las actuaciones del elenco hasta el uso excesivo de CGI, los espectadores no tardaron en manifestar su descontento con una película que consideraron alejada de la esencia del clásico animado. La decisión de modificar elementos icónicos y la inclusión de un enfoque progresista no fueron bien recibidos, lo que generó una fuerte división de opiniones.
A nivel técnico y narrativo, la cinta dirigida por Marc Webb no logró convencer. La interpretación de Gal Gadot como la Reina Grimhilde fue señalada como una de las peores de su carrera, mientras que Rachel Zegler recibió duras críticas por su actitud en entrevistas previas al estreno. Además, el uso de efectos digitales para los siete enanos fue blanco de burlas, con comparaciones desfavorables respecto a otras producciones como El Señor de los Anillos. Para muchos, esta decisión restó autenticidad a la historia y se sintió como una concesión innecesaria a las nuevas tendencias de inclusión en Hollywood.
El rechazo del público también se reflejó en taquilla, con cifras alarmantes para Disney. A pesar de una inversión de 240 millones de dólares, la película solo logró recaudar 3.5 millones en su primer día, un indicio claro del escaso interés de la audiencia. La percepción general es que este remake falló en capturar la magia del clásico de 1937, convirtiéndose en otro ejemplo de cómo las reinterpretaciones modernas pueden alejarse demasiado de la esencia original, perdiendo tanto la nostalgia como el favor del público.