Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han emitido una alerta debido al aumento de casos de tos ferina, con 35,435 reportados solo en 2024, el número más alto desde 2017. Esta enfermedad, provocada por la bacteria Bordetella pertussis, ha afectado especialmente a los niños menores de 12 años.
El aumento de casos ha sido más notorio en estados como Pensilvania y Wisconsin, donde se han registrado los mayores números de infecciones. Además, los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) revelan que Brasil, México, Perú y Estados Unidos son los países con más casos en 2024, lo que sugiere que la disminución en la cobertura de vacunación durante la pandemia de COVID-19 podría estar contribuyendo a la propagación de la enfermedad.
La tos ferina se caracteriza por una tos intensa que empeora con el tiempo, a menudo acompañada de fiebre y secreción nasal, síntomas que inicialmente pueden confundirse con los de un resfriado común. Es especialmente peligrosa en recién nacidos y niños pequeños, quienes pueden sufrir complicaciones graves, incluida la muerte. La enfermedad se transmite rápidamente entre personas a través del contacto directo o de gotas respiratorias.
Prevención y tratamiento en México
En México, la Secretaría de Salud advierte sobre los peligros de la tos ferina y subraya la importancia de la vacunación como medida preventiva. La vacuna pentavalente acelular, que protege contra la tos ferina, difteria, tétanos, poliomielitis e influenza tipo B, se administra en 4 dosis a los 2, 4, 6 y 18 meses. Además, se recomienda un refuerzo de la vacuna DPT a los 4 años para mantener la protección contra la enfermedad.
En caso de infección, el tratamiento incluye antibióticos y, en ocasiones, líquidos intravenosos cuando los ataques de tos son graves. Las autoridades de salud también destacan el característico “silbido” en la tos, que puede durar hasta 10 semanas y dificultar actividades como comer o beber.
El resurgimiento de esta enfermedad ha vuelto a poner de relieve la importancia de mantener al día los programas de vacunación, especialmente en tiempos de crisis sanitarias globales.