Recientemente, tres mujeres tailandesas fueron rescatadas tras ser engañadas para participar en un esquema ilegal de recolección de óvulos humanos en Georgia, una ex república soviética, operado por personas de origen chino. El rescate fue posible gracias a la intervención de Pavena Hongsakula, fundadora de la Fundación Pavena para Niños y Mujeres, quien fue alertada por una mujer víctima que logró escapar tras pagar una gran suma de dinero a los traficantes.
La historia fue reportada por el periódico tailandés Bangkok Post. La mujer que escapó regresó a Tailandia, y fue ella quien reveló a Hongsakula la situación de otras mujeres tailandesas atrapadas en la “granja de óvulos”, sin dinero suficiente para comprar su libertad. Esta información permitió a las autoridades tailandesas, en colaboración con Interpol, iniciar una operación para liberar a las demás mujeres. El 30 de enero de 2025, tres mujeres más fueron liberadas y regresaron a Tailandia. Durante una transmisión en vivo en la página de Facebook de la Fundación Pavena, una de las víctimas relató cómo fue engañada para formar parte del esquema.
La víctima explicó que vio un anuncio en Facebook que ofrecía un trabajo bien remunerado, con un salario de entre 400,000 y 600,000 baht. Al contactar con los anunciantes, se le informó que el trabajo consistiría en ser madre sustituta para parejas que no podían tener hijos en Georgia y que todo el proceso era legal en el país. El empleador se encargó de los trámites para su viaje a Georgia, y en agosto de 2024, ella y otras diez mujeres tailandesas viajaron a ese país, acompañadas por una mujer tailandesa que sospechan trabajaba para la banda criminal. Al llegar, fueron llevadas a una zona rural donde descubrieron que al menos 100 mujeres tailandesas ya se encontraban allí, sometidas a condiciones similares. Rápidamente se dieron cuenta de que no se trataba de un trabajo como madres sustitutas, sino de un proceso de recolección de óvulos, donde las sometían a tratamientos hormonales para estimular la producción de óvulos, los cuales eran extraídos una vez al mes mientras ellas eran anestesiadas.
En muchos casos, las mujeres no recibieron ningún pago por su participación en este proceso. Se sospecha que los óvulos recolectados fueron traficados y vendidos a otros países para ser utilizados en fertilización in vitro (FIV). Según registros de la Fundación Pavena, en 2024 un total de 257 tailandeses fueron víctimas de trata de personas, de los cuales 204 fueron encontrados en otros países. La fundación ha logrado rescatar a 152 de ellos.