Las refinerías ubicadas en la costa del Golfo de Estados Unidos han comenzado a rechazar el crudo que envía México debido a su alto contenido de agua, lo que ha provocado que recurran a proveedores alternativos como Colombia y Canadá.
El petróleo, particularmente el tipo Maya, tiene hasta un 6% de agua, lo que supera en seis veces el estándar industrial, lo que ha generado inconvenientes en las refinerías que ahora deben tratar este exceso de agua antes de poder refinar el crudo.
Esta situación, combinada con otros factores como los aranceles, ha alterado el flujo de crudo mexicano a EU, que alcanzó su nivel más bajo en 35 años.
Mientras tanto, Pemex enfrenta problemas financieros y de calidad en sus propias refinerías, incluida la de Dos Bocas, que sigue fuera de servicio.