El gobierno de Claudia Sheinbaum reconoció la presencia de un alto nivel de agua y sal en el petróleo mexicano, un problema que, según la presidenta y el director de Pemex, Víctor Rodríguez, también ocurre en otras petroleras del mundo y que será resuelto en diez días.
Aunque aseguran que la producción no se ha visto afectada y existen mecanismos técnicos para eliminar las impurezas, refinerías en Estados Unidos han rechazado el crudo mexicano por su calidad, optando en su lugar por importar de Colombia y Canadá.