Un trágico accidente ocurrió en el Lago Atitlán en San Lucas Tolimán, Guatemala, cuando Miguel Sut, de 45 años, perdió la vida ahogado durante un bautizo cristiano el 23 de marzo. Un grupo de feligreses de una iglesia evangélica de Chichicastenango había viajado al lago para realizar el sacramento del bautismo, una ceremonia religiosa significativa. Durante el ritual, mientras Miguel estaba sumergiendo a otro hombre, ambos fueron arrastrados por la corriente del agua, pero solo el hombre bautizado pudo ser rescatado, mientras que Miguel desapareció bajo el agua.
A pesar de los esfuerzos de los testigos y de los bomberos locales, quienes lograron recuperar el cuerpo de Miguel después de varios intentos de búsqueda, el hombre no respondió a los intentos de reanimación y fue declarado muerto en el lugar. Las autoridades y peritos forenses acudieron al sitio para realizar el levantamiento del cuerpo y comenzar las investigaciones sobre el suceso. Aún se desconocen las causas exactas del ahogamiento, aunque algunos testigos sugieren que Miguel pudo haber resbalado y caído al agua.
Este incidente resalta los peligros del Lago Atitlán, conocido por sus aguas profundas y corrientes impredecibles. No es la primera vez que se registran muertes en este lugar, lo que ha generado preocupación sobre la seguridad de las personas que realizan actividades religiosas o recreativas en sus alrededores. La tragedia ha dejado un fuerte impacto en la comunidad local y religiosa, sirviendo como una advertencia sobre los riesgos que implican los cuerpos de agua en eventos de esta naturaleza.
