El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que a partir del 2 de abril entrará en vigor un arancel del 25% para cualquier país que adquiera petróleo o gas de Venezuela y tenga relaciones comerciales con su nación. Esta medida busca ejercer presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro, a quien Trump acusa de permitir la migración de personas con antecedentes criminales hacia territorio estadounidense.
La decisión de Washington se suma a la reciente advertencia a la petrolera Chevron, que tiene hasta el 3 de abril para liquidar sus operaciones en Venezuela. Con una producción cercana al millón de barriles diarios, el país sudamericano podría enfrentar un impacto significativo en su ya debilitado sector energético. Desde 2019, Caracas y Washington han mantenido relaciones tensas, con contactos ocasionales durante la administración de Joe Biden para negociar condiciones electorales, aunque la Casa Blanca ha calificado los comicios recientes de fraudulentos.
En el ámbito político, Trump y Biden han mostrado apoyo al líder opositor exiliado Edmundo González Urrutia, quien sostiene haber ganado las elecciones presidenciales de julio pasado. La medida arancelaria se percibe como una estrategia para intensificar la presión sobre el gobierno venezolano, en un momento en que el país busca estabilizar su economía a través de exportaciones de crudo.