Una maestra de primer grado en Estados Unidos pidió a sus alumnos escribir cartas a Dios como ejercicio para expresar emociones y deseos sin miedo a ser juzgados. La actividad buscaba fomentar la conexión de los niños con sus sentimientos y ayudarlos a desarrollarse emocionalmente.
Entre las cartas, destacó la de una niña que, con total sinceridad, agradeció por la llegada de su hermanito, pero confesó que en realidad había rezado por un perrito. La ocurrencia y la inocencia de los niños provocaron risas y comentarios positivos en redes sociales, donde la docente compartió la actividad. La maestra señaló que, aunque muchas cartas fueron divertidas, algunas también reflejaban emociones más profundas, mostrando la importancia de brindar espacios seguros para que los niños expresen lo que sienten.
El ejercicio fue celebrado por usuarios en redes y sirve como ejemplo de cómo las actividades pedagógicas pueden contribuir a la salud emocional de los niños, alentándolos a expresar sus sentimientos de manera auténtica y creativa.




