El rey Felipe VI de España centró gran parte de su tradicional discurso navideño en las inundaciones que asolaron el este del país a finales de octubre, donde murieron más de 200 personas, la mayoría en las proximidades de la ciudad de Valencia.
El monarca, quien visitó la zona afectada para conocer de primera mano el dolor y la frustración de los habitantes, subrayó la importancia de extraer lecciones de la catástrofe y destacó la necesidad de una mayor coordinación entre las distintas administraciones para responder adecuadamente a emergencias de esta magnitud.
Durante su alocución, también hizo referencia al clima de confrontación política que atraviesa España, subrayando la urgencia de encontrar calma y consenso para no entorpecer las legítimas discrepancias partidistas.
Asimismo, abordó el tema de la inmigración, recordando que sin una gestión adecuada, el flujo migratorio puede generar tensiones que perjudiquen la cohesión social.
El mensaje del rey llegó en un año marcado por su primera década en el trono y la formación militar de su hija Leonor, heredera al trono tras la abdicación de Juan Carlos I.
El discurso concluyó con un deseo de feliz Navidad expresado en castellano, vasco, catalán y gallego, las cuatro lenguas oficiales de España.
El rey recordó que este tipo de celebraciones deben unir a todos los españoles en un ambiente de esperanza y cooperación, sobre todo frente a desastres naturales y desafíos políticos que requieren la participación y solidaridad de toda la sociedad.